Hemos visto que todos los Estados, a partir del momento en que la gran industria se desarrolla en la nación, se ven impulsados hacia la guerra. Hacia ella los impulsan sus industriales e incluso los trabajadores, para conquistar nuevos mercados –nuevas fuentes de enriquecimiento fácil.
¡Si sólo fuese eso! Pero en la actualidad hay en cada Estado una clase –una pandilla, más bien- infinitamente más poderosa todavía que los empresarios industriales, y que también empuja hacia la guerra: la alta finanza, los grandes banqueros, que intervienen en las relaciones internacionales y fomentan las guerras (...)
Allí donde los ingenuos creen descubrir profundas causas políticas o bien odios nacionales, sólo hay unos complots tramados por los filibusteros de la finanza. Todo lo explotan: rivalidades políticas y económicas, enemistades nacionales, tradiciones diplomáticas y conflictos religiosos...
La Guerra (Piotr Alexievich Kropotkin)