Siempre hemos vivido en la miseria, y nos acomodaremos a ella por algún tiempo. Pero no olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza. Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos ciudades…¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.

B. DURRUTI

jueves, febrero 07, 2008

LA ÚLTIMA BARRICADA



Es evidente que en la sociedad actual, el estado está aumentando su control sobre el individuo y la sociedad en su conjunto. El estado capitalista siempre ha pretendido hacer un individuo a la medida del sistema y no un sistema a la medida del individuo, un sujeto educado en una feroz competencia de todos contra todos, donde la solidaridad cuando es esgrimida es más que nada un valor estético utilizado cuado es necesario como un instrumento más de la competitividad para el éxito personal. El éxito personal se considera un valor supremo que lo justifica todo, y se considera equivalente al estatus social y económico que uno ocupe, cuanto más riqueza económica y más poder mayor será nuestro estatus social y por lo tanto mayor el éxito personal, en esta concepción miope del triunfo individual son descartados otros valores sociales esenciales para el progreso social de la humanidad, como son: la dignidad, la solidaridad y la cultura, una cultura que no esté vinculada a la competencia profesional y al lucro. La solidaridad real y la dignidad se están convirtiendo en valores despreciados, un lastre para un individuo adaptado socialmente.


Vivimos en una sociedad hostil a la solidaridad y a la dignidad del ser humano, tales cualidades son consideradas cada vez más como signos de inadaptación social.


En la etapa que vivimos parece que se ha instaurado en la sociedad y sobre todo en el movimiento obrero una especie de conformismo e impotencia, el desánimo ha calado profundamente, parece ser que se ha instaurado en la sociedad la idea de que ningún cambio cualitativamente significativo sea posible. La muerte de la esperanza y la ilusión han creado un individuo apático y conformista, que sigue la corriente y elude enfrentarse a cualquier tipo de conflicto, lo que le lleva inevitablemente al individualismo y a la insolidaridad, que al mismo tiempo genera frustración y mayor impotencia.


EL sistema imperante siempre ha intentado someter al individuo por todos los medios a su alcance, y en la actualidad parece que estos medios son más sofisticados y más eficaces que en otro tiempo cuando la represión era más brutal y directa, por lo que era más fácil identificarla y generaba mayor rechazo.


La integración y la alienación del individuo se realiza en su propio entorno social, en la familia, en la escuela y en los centros de trabajo, donde se le prepara para el sometimiento y la aceptación de valores sociales impuestos.


Los medios de alienación actuales, cuentan con la inestimable aportación de los medios científicos y tecnológicos a su disposición, con los que fomentan el consumismo y facilitan el adoctrinamiento, y en definitiva el control social.


Con los medios actuales es más fácil para el estado la manipulación del individuo y promover la idiotización creciente del la sociedad, el atontamiento preventivo y colectivo. La conversión del sujeto en objeto productivo, se pretende crear un sujeto sin la mínima capacidad crítica y análisis sobre sus condiciones personales y la de su entorno social, un individuo privado absolutamente del espíritu crítico y del pensamiento subversivo.


Los poderosos medios de alienación con que cuenta el estado en la actualidad están ejerciendo una gran fuerza contraria a cualquier posibilidad de cambio social, y contraria a que se den las condiciones para ir construyendo una alternativa real, revolucionaria y libertaria, como lo fue la CNT y el Movimiento Libertario en el 36, para lo cual es necesario un individuo con dignidad y personalidad propia, con una elevada conciencia de clase, que este dispuesto a luchar contra las injusticias y contra la explotación.


El posibilismo y el pragmatismo han llevado progresivamente hacia la muerte de las ideologías y de la conciencia de clase, la institucionalización de fuerzas que en otro tiempo fueron opositoras al sistema, hace que este se refuerce y aumente el grado represión, brutalidad destructiva y de irracionalidad. Desgraciadamente el capitalismo está en la actualidad más consolidado que nunca.


Vivimos en una sociedad corrupta e inmoral que promueve la manipulación y el engaño para perpetuar los privilegios de la clase dominante, y que esos privilegios sean aceptados como algo normal e irreversible.


Estamos en una sociedad de lo aparente, donde las libertades son más estéticas que reales, bajo una envoltura aparentemente democrática subyace una sociedad represiva y totalitaria, se ha instaurado en la sociedad un predominio claro de la apariencia sobre la esencia y de la estética sobre la ética y se nos ofrece una realidad virtual que desvirtúa la realidad de las cosas y de los conceptos, en estas condiciones es más fácil la manipulación y la dominación del individuo.


El discurso desarrollista ampliamente aceptado por todo el espectro político, la patronal y los seudos sindicatos institucionales, acepta con normalidad la destrucción lucrativa de la naturaleza, el beneficio privado y el afán de lucro, utilizan como pretexto el desarrollo económico y la creación de empleo para justificar la irracional destrucción de la naturaleza poniendo peligro el futuro de la raza humana y de las otras especies, tal destrucción se lleva acabo sin mucha o nula oposición y se maquilla con términos como desarrollo económico sostenible, cuando es evidente que esto es a medio y a largo plazo insostenible e incompatible con la biodiversidad y con la vida. El cambio climático, la desaparición de miles de especies son amenazas reales, consecuencia del sistema productivo actual.


De seguir así el mundo corre el riesgo de padecer grades calamidades, mayores aún si cabe que las que padecemos ya en la actualidad de no poner fin cuanto antes a tal destrucción y al irracional sistema productivo capitalista.


Con estas reflexiones no pretendo decir que no haya posibilidades para un cambio ni que hayamos llegado al fin de la Historia, sino que para que esto sea posible es absolutamente imprescindible no ser absorbidos, integrados en el sistema que es necesario conservar a toda costa la soberanía y la independencia como individuos y como colectivo que pretende transformar la sociedad.


El movimiento libertario se encuentra solo, como único oponente al el sistema, todas las organizaciones o fuerzas de oposición que pudieran haber existido en otro tiempo han desaparecido o han sido integradas, asimiladas por el sistema, reproduciendo sus esquemas, se han convertido en sus cómplices, en piezas del mismo engranaje, en administradores de este sistema y de la represión que ejerce, ese papel de sicarios del estado lo cumple a la perfección CCOO, UGT y CGT entre otros, por lo que son ampliamente recompensados, y su principal misión es la de freno de las reivindicaciones obreras, y la de adormecedores de la lucha y de la conciencia de clase, son un elemento fundamental para la estabilidad del sistema, garantes de la cohesión y la paz social que no es otra cosa que la sumisión de la clase obrera . Se han convertido en organizaciones totalmente institucionalizadas sumisas a los intereses gubernamentales y patronales y cuentan con un amplio número de liberados, profesionales del sindicalismo, preocupados sobre todo en mantener sus puestos y sus privilegios.


Desde los Pactos de la Moncloa hasta la actualidad los sindicatos colaboracionistas han ido perdiendo su ya mermado carácter reivindicativo, cada día se parecen más sus amos: el estado y la patronal, los conceptos y el lenguaje que utilizan demuestran el grado de integración y de sumisión total a los intereses patronales y gubernamentales, defensores a ultranza de la moderación salarial, de aumentar la competitividad y reducir la inflación a base de reducir el poder adquisitivo de los salarios.


EL primer objetivo de todo poder constituido es la de perpetuarse, por lo que la CNT y el movimiento libertario en tanto y en cuanto conserven su autonomía y su integridad ideológica, seguirá siendo considerado un peligro potencial que podría en un futuro poner en peligro la estabilidad del sistema, por lo que sigue siendo primordial para el estado destruirlo como tal, y dado que la represión ha resultado históricamente insuficiente o ineficaz para conseguirlo, solo queda la integración en el sistema como formula posible para este objetivo, por lo que el estado siempre ha apoyado o ha promovido directa o indirectamente las tesis y las confabulaciones reformistas dentro de la CNT, consecuencia de ello y de una mala interpretación de las ideas anarcosindicalistas han surgido a lo largo de la historia de la confederación una serie de complots y escisiones, manifestándose tendencias reformistas que siempre fueron minoritarias y sus argumentos fueron ampliamente rechazados, el Partido Sindicalista de Pestaña, el Cinco Puntismo, Los impugnadores del V congreso, Los Renovadores de la nada, surgidos en el sexto congreso, que juntos con los anteriores engendraron la última aberración denominada CGT, una organización nacida de escisiones reformistas de la CNT. Durante un largo periodo usurparon las siglas y aún hoy día siguen usurpando símbolos y terminología anarcosindicalista que no les corresponde por mucho que pretendan aparentar lo que no son, su práctica reformista los delata. No, ellos no son anarcosindicalistas por muchos motivos: por traicionar a la CNT y a la clase obrera, por presentarse a elecciones sindicales, por afiliar a carceleros y policías, por tener jefes y liberados, por tener una estructura jerarquizada, por recibir subvenciones del estado, en definitiva por abandonar el anarcosindicalismo y coger el camino del colaboracionismo y la integración en el sistema. Son ellos quienes conspiran para destruir a la CNT y a la AIT, creando una internacional paralela junto con la SAC sueca y la CNT París.


La CGT no es una organización anarcosindicalista, no es una organización libertaria, por su funcionamiento y su estructura se asemeja más a las otras organizaciones sindicales institucionales, CCOO-UGT-USO. Es una organización creada y apoyada por el estado para destruir el anarcosindicalismo y a la CNT.


En la actualidad proliferan abundantemente las actitudes y las tesis reformistas como el denominado Municipalismo Libertario, nefasta aportación de Murray Bookchin al movimiento Libertario aunque se presente como una novedad se trata de la anacrónica formula de conquistar el poder para cambiarlo desde dentro, (utilizada siempre por los Marxistas), reducido en principio al ámbito del municipio.


El reformismo siempre se presenta como una novedad, aunque repite siempre los mismos desgastados y anacrónicos argumentos, la experiencia demuestra que no cabe ninguna posibilidad de cambiar el sistema desde dentro, no se puede conquistar el poder sin al mismo tiempo ser conquistado por el, ni se le puede cambiar, el que cambia es el que accede a él, porque el poder corrompe siempre.


No se puede participar en las instituciones del Estado desde una ética y una práctica libertaria, el Municipalismo Libertario no tiene nada de libertario, no por utilizar una estética y apariencia pretendidamente libertaria tiene ningún tipo de legitimidad, es la práctica coherente con los principios la que nos legitima.


El plataformismo o frentepopulismo es una práctica en la que participan algunos sindicatos de la CNT, los foros, las coordinadoras, los comunicados y manifiestos conjuntos y la sopa de siglas no aportan nada al anarcosindicalismo ni a la CNT, al contrario se nos ningunea y en la mayoría de los casos se hace dejación de principios y de la acción propia, coherente con nuestras ideas, esta práctica no atrae a ningún afiliado y confunden a los trabajadores que nos meten en el mismo saco que a las otras organizaciones reformistas. A algunos el frentepopulismo les parecerá algo muy progre y moderno pero en realidad es nefasto para la CNT.


No puede esgrimirse la autonomía del sindicato para mantener relaciones que no sean las estrictamente necesarias para la defensa de nuestros afiliados, lo que no es admisible ningún tipo de compadreo con quienes traicionan a la clase obrera y menos con quienes traicionaron a la CNT y al anarcosindicalismo, quienes durante mucho tiempo con el apoyo del estado usurparon nuestras siglas y aún hoy día siguen usurpando nuestros símbolos y utilizan una parafernalia seudo libertaria, cuando la realidad demuestra cada día que no les queda el más mínimo vestigio de anarcosindicalistas, que todo es pura cosmética para hacer creer lo que no son, para engañar y manipular a los incautos.


Las relaciones amistosas con organizaciones reformistas, lo que se ha denominado como plataformismo no aporta nada y si confunden a los trabajadores.


Como tampoco puede esgrimirse la autonomía de las secciones de la AIT para que estas vulneren sus principios e incumplan sus acuerdos como hace la USI italiana presentándose a las elecciones sindicales o la FAU alemana manteniendo relaciones con desfederados.



Más lamentable aún es que haya quien reconozca que están luchando por el poder dentro de CNT, como se dice abiertamente en el artículo de la revista Nómadas de la Universidad Complutense de Madrid en la que un tristemente conocido afiliado de la CNT de Sevilla reconoce sin reparos que están luchando por el poder, dicho artículo llega a decir textualmente entre otros espurios argumentos:




Como toda organización, la CNT sufre luchas de poder internas, aunque muchos a muchos anarcosindicalistas les cuesten reconocerlo. Existe una fuerte polarización en la organización entre dos facciones encontradas. Por un lado, hay un conjunto de sindicatos locales cuyos integrantes defienden unas posturas que podríamos llamar ``ortodoxas,´´ consideran, básicamente que las condiciones en las que se creó el anarcosindicalismo no han cambiado apenas, por lo que el discurso y las prácticas apenas deben permanecer inalteradas.


Denuncian a la facción contraria de querer integrar a la CNT dentro del sistema, principalmente fusionándose con la CGT y aceptando las elecciones sindicales. Por otro lado, los ¨ . ´`heterodoxos ¨ son aquellos que creen que el sistema ha cambiado considerablemente y las estrategias deben transformarse. No tenemos problemas en crear redes y establecer alianzas con otras organizaciones (incluida CGT).


CNT es, y siempre ha sido la negación del poder, el poder significa dominación y sometimiento, también significa gobierno, jefes y jerarquía, quienes mandan y obedecen.


El poder es la negación de la libertad, y conlleva siempre esquemas de servidumbre y sumisión.


Toda lucha por el poder tiene ineludiblemente un carácter autoritario y grandes dosis de corrupción.


El adaptarse a una nueva realidad, el posibilismo para alcanzar l os objetivos deseados, participar en las instituciones para cambiarlas desde dentro, es el mismo discurso reformista de siempre, un principio común a todos los que luchan por el poder, es que todos son partidarios del perverso principio de que el fin justifica los medios, la historia social demuestra que los medios tienen que ser acordes con los fines deseados y que con medios autoritarios jamás llegaremos a ningún fin libertario, así que la lucha por el poder dentro CNT reconocida por los autodenominados heterodoxos, supone de hecho una declaración de guerra contra los principios de la CNT y contra todos los anarcosindicalistas que no estén dispuestos a someterse a sus planes de control y dominación de la confederación. Se trata de un intento de quebrantar su esencia y su honrosa trayectoria histórica.


CNT es una organización anarcosindicalista, es decir: una organización sindicalista basada en los principios del anarquismo, por lo tanto si la CNT abandona las ideas que la inspiran dejaría de ser lo que es, porque la CNT es esencialmente contenido, sin sus esencias ideológicas no es nada.




Si no lo evitamos en la CNT al igual que en la sociedad también acabará imponiéndose el predominio de la apariencia sobre la esencia, y de la estética sobre la ética, se convertirá en un envoltorio sin contenido, a merced de ambiciones políticas y de el estado.


El sindicalismo por si solo es incapaz de transformar la sociedad, para tal cosa necesita de la fuerza moral e ideológica del anarquismo, que es la única ideología que aún no ha sucumbido a la fuerza destructivamente arrolladora del capitalismo.


No sé, si estamos ante un episodio más en las discrepancias internas que casi siempre han existido en la confederación o como todo parece indicar estamos en un momento crucial en el que está en juego el futuro de la CNT y del anarcosindicalismo, puede que estemos en un punto cercano al no retorno, donde si los anarcosindicalistas no estamos a la altura de las circunstancias históricas del momento, los días de la CNT y el movimiento libertario tal como lo conocemos hasta ahora están contados, serán historia pasada, la integración en el sistema será algo inevitable. Lo más lamentable es que todo esto puede suceder o estar ocurriendo ahora, incluso cuando la gran mayoría de los afiliados, militantes y sindicatos de la confederación se pueden considerar fieles a los principios del anarcosindicalismo, pero al mismo tiempo son incapaces de ver las maquinaciones y los burdos intentos de control.


Estamos pasando por momentos cruciales en el que el futuro de la CNT está en juego, pero no todo está perdido y a pesar de las dificultades debemos contemplar el futuro con esperanza y confianza en nuestras posibilidades, que dadas las condiciones cada vez más precarias de la clase obrera es de prever un acercamiento de esta a la lucha y a los métodos anarcosindicalistas, más aun si cabe teniendo en cuenta que las organizaciones sindicales reformistas están tan integradas y tan vendidas al capital que la mayoría de los trabajadores las ven a estas y a sus comités como algo ajeno de los que no se puede esperar nada bueno, los ven en muchos casos como parte de la empresa y guardiana de sus intereses, por lo que en caso de conflicto laboral en vez de esperar su apoyo se teme más que nada sus traiciones y sus represalias, prueba de ello es que cada vez son más los trabajadores que acuden en busca de la CNT, sobre todo cuando lo ven todo perdido porque ya no pueden esperar nada de los sindicatos institucionalizados. La verdad es que la CNT está cada vez más en la calle y en el tajo y va aumentando paulatinamente su participación en los conflictos laborales, este nuevo repuntar de la CNT no es consecuencia ni fruto de ninguna heterodoxia ni de ninguna dejación de principios, ni tampoco puede decirse que se limite a algunos sindicatos partidarios de esa heterodoxia, sino que el aumento en la lucha laboral se extiende prácticamente a toda la confederación y es fruto más que nada de nuestra fidelidad a nuestros principios y de la acción directa; por lo tanto no tiene ningún sentido en estas circunstancias ni en ninguna otra, planteamientos reformistas que nos llevaría inevitablemente a la extinción como organización anarcosindicalista. La CNT tiene un objetivo, una misión histórica que cumplir, a la que no puede renunciar jamás, que es la emancipación de la clase obrera y el establecimiento de una sociedad comunista libertaria.


La clase obrera necesita a la CNT, por que es la única organización sindical que defiende sus derechos, la única que defiende la dignidad de la clase obrera y la del individuo, la única que aspira a transformar la sociedad, y que aún no ha sucumbido al poder de asimilación e institucionalización del estado.


El movimiento Libertario representa hoy día el último baluarte contra el autoritarismo, la última barricada contra el sistema, la última esperanza para la libertad.


Pero, pese a quien pese nosotros no transigiremos ni sucumbiremos, permaneceremos siempre fieles a los postulados del anarcosindicalismo: a sus principios, a sus tácticas y a sus finalidades. No se trata de ningún dogmatismo ni de ningún fanatismo, se trata de conservar lo único que nos queda, nuestras ideas, nuestra esencia, sin ellas no somos nada, ni tenemos ningún futuro.


Para concluir solo nos queda decir que nadie nos busque para ningún tipo de malabarismo sindical, ni para ningún innovador proyecto reformista, tampoco para ser comparsa ni títere de nadie, buscarnos para la lucha, para mantener viva la esperanza de que un mundo nuevo sea posible, para que no se apague la llama de las ideas libertarias.


Si queréis encontrarnos: nos hallareis siempre, levantando barricadas, contra el poder, contra la opresión.
Horizonte Libertario


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