Siempre hemos vivido en la miseria, y nos acomodaremos a ella por algún tiempo. Pero no olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza. Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos ciudades…¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.

B. DURRUTI

jueves, agosto 07, 2008

LA INTERNACIONAL PARALELA


LA INTERNACIONAL PARALELA





Desde muchas instancias con nombre libertario, unas, generadoras de voces, otras, por ahora, puros altavoces de esas voces, en un arco que va desde la SAC de Suecia hasta la CGT de España, con sus organismos intermedios y en actos que van desde la I-98 (primera reunión internacional de organizaciones reformistas que se autodenominan libertarias), en el mes de junio en San Francisco, hasta la también internacional “Reunión Libertaria” de Madrid (marzo, 2001), se viene queriendo tejer una tela de araña que ponga cerco previo a la Asociación Internacional de los Trabajadores (A.I.T.), la primera de las Internacionales, creada en 1864, para su eventual asfixia o deglución posteriores. Se trata de la operación reformista más amplia y ambiciosa que jamás se haya visto por estos pagos. Su capciosa consigna es “unidad del movimiento libertario”, o sea, la gran trampa, la gran añagaza asistida de perifollos y maquillajes mediáticos, la gran patraña en forma de cortina de humo destinada a encubrir la disolución de los principios libertarios. Se trata, una vez más, de un esqueleto histórico que se repite: los que, por sus conveniencias políticas, hacen, en determinados momentos, bandera de la “unidad”, son siempre, precisamente, aquellos que, en su día, la rompieron. Así, la SAC, en 1957, con relación a la AIT; la CGT-España, en 1980 y en 1984, con relación a la CNT; la CNT-Vignoles (Francia), expulsada de la AIT en 1996, después de cuatro años de traiciones orgánicas a la Internacional; la USI-Roma, en 1995, con relación a la USI-AIT...Y la gran excusa para reclamar esa “unidad” es, justamente, la que no tuvieron en cuenta para destruirla: “el enemigo es otro, el capitalismo globalizador nos atenaza, venga, sal ya a la calle, no te pongas ni la chaqueta y no preguntes más...”. Hasta los menos avisados saben de qué va la cosa. Se trata de una vieja trampa sociológica consistente en disfrazar situaciones, que, por sus componentes de visceralidad, pongan, automáticamente, en movimiento el mecanismo psicológico cuya función es impedir, compulsivamente, toda acción consciente y deliberada. Estos peticionarios de la “unidad”, en virtud de “la urgente necesidad que nos acosa”, no pensaron -es el caso de la CGT- si esa necesidad no era urgente para la clase obrera española en 1980, cuando, presentándose como “puros sindicalistas” frente a lo que ellos llamaban CNT-FAI, bebían en los cuencos de las manos de Martín Villa, el ministro fascista de la UCD. ¿No era necesidad urgente el que se estuviera cociendo entonces la conspiración militar que estallaría, un año más tarde, en el 23-F? ¿Quién, en aquellos graves momentos, rompió la unidad de la CNT, debilitándola y privándola de una fuerza que, con urgencia, necesitaba para oponerse con éxito a la política antiobrera y procapitalista, que, por un decenio, se derivaría de los Pactos de la Moncloa? ¿Quién maniató, con ello, a la CNT que, entonces, era la única organización que podía impedirlo? ¿Quién se garantizó la cobertura y el favor de Martín Villa y congéneres, asegurándose, así, su piratería sin trabas en todas las oficinas de los IMACs, tras prometer suscribir las elecciones sindicales, que constituyeron el gran y mortal parto de aquella incalificable traición antiobrera? ¿No supuso todo ello el afianzamiento de una transición que, a las claras, representaba un continuismo del régimen fascista? (¿o acaso son tan torpes para no ver que estos lodos de hoy vinieron de aquellos polvos de ayer?). ¿Todo eso no eran razones suficientes y graves para mantener la unidad? Y, cuando los socialistas subieron al poder en su aventura de “más de lo mismo”, ¿no movieron los escisionistas, los“paralelos” (así llamados por su apandador mimetismo paralelizante de modelos originales), también entonces y muy rápidamente, los resortes oportunos para garantizarse el favor sin límites del Subsecretario de Trabajo Segismundo Crespo, a fin de continuar el expolio de la CNT y de seguir manteniéndola aherrojada y en el ostracismo? ¿De qué unidad nos hablan esos profesionales del reformismo? Está muy claro que de la CNT no les interesa ni las ideas ni la historia, como no sea para servirles de máscara. Sólo les interesan las letras, la C, la N y la T, los patrimonios y la confluencia de colores para explotarlos en Internet hasta el paroxismo, no como base de razonamiento (les está prohibido profundizar), sino como imagen para el espectáculo; no con la misión de ilustrar y clarificar, sino como instrumento de obnubilación de las mentes. ¡Unidad del movimiento libertario! ¿Qué es?, ¿un frente, una federación, una alianza, una coordinación?. ¿De quién, de quiénes? ¿Qué sería lo que haría libertaria a tal coyunda?, ¿la superación final del Estado y la política?. Eso lo postulan también los marxistas y los comunistas, incluido Lenin. ¿Acaso el anticapitalismo? Idem de idem. Entonces, ¿será la lucha contra el estado y la Patronal desde ya mismo? Bueno...sí...pero, sabes...hay estrategias... por ejemplo, los Comités de Empresa, estructuras cooperativas, elecciones sindicales, subvenciones del Estado, funcionarios sindicales liberados del trabajo, sindicatos de policías que comparten local y anagrama con organizaciones “libertarias”, que también albergan represivos funcionarios de prisiones, guardias de seguridad armados o estructuras conjuntas con partidos políticos; que intervienen en las elecciones municipales del sistema capitalista al grito de “¡gestionemos el municipio!”... y patatín, patatán, patatán, patatín... Y a todo eso lo llaman “revolución gradual”, o sea, revolución por grados. Es decir, irse metiendo en los gobiernos, pero sólo para hacerse con la técnica de...gobernar. “Eso sí ¡desde abajo!, oiga, no vaya usted a creer...”. Siempre creímos que a eso se lo llamaba, en el mejor de los casos, “evolución reformista” y, a la postre, integración en el sistema...Pero... claro “¡con la sana intención de transformarlo desde dentro!”. Es decir, que de lo que se trata es de volver el tiempo atrás y partir, otra vez, de la conspiración marxiana de 1872, culminada en 1889 con la creación de la II Internacional...Pero todo, naturalmente, envuelto en retóricas fraseologías que no resisten el más mínimo análisis crítico, y, por eso, “¡nada de hablar, de plantear, de confrontar, de definir!, ¡nada, nada de eso!, ¡práctica y práctica!. Porque, sabes, el anarcosindicalismo es práctica”. O sea, que, si vendiendo chupachups conseguimos atraer a mucha gente, pues ¡ea, chupachups! ¿Qué tremenda mistificación! Claro que el anarcosindicalismo es práctica, pero con ideas, y sabiendo de la acción el cómo, el porqué y el adónde. Justificar la práctica por la práctica es insultar la inteligencia de la gente, tenernos por disminuidos mentales, pensar que no somos capaces de distinguir entre el puro activismo y la acción consciente... Pues bien, todo eso es lo que están armando, y, como resulta muy evidentemente contradictorio tratar de atraer prosélitos en nombre de la unidad y, simultáneamente, estar conspirando contra la unidad de la AIT, pues, entonces, entonan, con cara de circunstancias: “No, no es una Internacional, es...” ¿A quién está esta gente llamando tontos de baba? Ahí están San Francisco, Roma, Málaga, París, Madrid, Gotemburgo, de nuevo París (¿de dónde sale tanto dinero para tanta movida?)...Esa es la “Internacional paralela”, la denunciada ante la opinión internacional en los Congresos XXI, XXII y XXIII de la AIT y a la que el anarcosindicalismo sigue y seguirá denunciando y combatiendo. Publicado, originalmente, como editorial de Redacción en CNT, nº 267, pág. 3, mayo 2001
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¿SINDICALISMO REVOLUCIONARIO O REFORMISMO?
La internacional paralela
Desde hace unos ocho o nueve años y con insistencia creciente asistimos con estupor a la reagrupación de ciertas organizaciones que, maldisfrazadas de anarcosindicalistas y adoptando simulados pujos de radicalidad frente a los sindicatos oficialistas, vienen planeando una estrategia de acoso a las secciones de la AIT con diversos pasos tácticos, uno de los cuales, el actual, se configura como un intento baboso de envolvimiento de nuestras secciones en acciones inventadas por los reformistas, al objeto de extraer de esa "colaboración" una suerte de aval de "anarcosindicalismo" que les sirva para poder moverse con cierta holgura en el mundo libertario y seguir de este modo intentando involucrar a compañeros incautos y poco avisados en sus prácticas de sindicato integrado por el estado en las elecciones sindicales y Comités de Empresa , en las subvenciones sistemáticas de los gobiernos, en la sindicación de miembros de seguridad del Estado y de los patronos y de funcionarios de cárcel etc., y también camino de otras integraciones políticas, como, de momento, son las elecciones municipales. Componen el núcleo de este batiburrillo con pretensiones de extensión internacional la SAC sueca, la llamada CNT de Vignoles (Paris) y la CGT de España. Estos son los principales autores de esta atrocidad planeada y representada por sectores que poco tienen de obreros y nada de libertarios.
Se podrían comentar muchas cosas de todos estos pseudo-burguesitos amaestrados por la patronal, pero prefiero hablar de los que nos tocan más de cerca que son los de la CGT. Estos pretendidos "anarcosindicalistas" toman a la asamblea del sindicato como un apunte folklórico para encubrir el carácter de las decisiones tomadas por las altas esferas cegetistas, compuestas por aburguesados traidores a la clase obrera que, para más inri, se ponen la pegatina de anarcosindicalistas. Su estrategia es una más de las que dan cobertura a la clase explotadora para confundir a los obreros sobre cuáles son la organizaciones que genuinamente defienden a las clases desheredadas del mundo.
Los anarquistas siempre han tenido claro qué modelo de organización sindical han querido para llegar a la emancipación de los trabajadores, y construyeron sindicatos que fueron como baluartes inexpugnables para la difusión de la idea. Ningún anarquista puede colaborar en una organización que, con su voto, delega la acción y la palabra en alguien que se dedica a chupar del bote y a comer la sopa boba mientras dure su candidatura. Y produce también escándalo que alguna gente, que debería tener las cosas claras y que han elegido ellos mismos una forma antiautoritaria de organizarse, caigan en la trampa de colaborar en ciertas campañas con ese tipo de gente, llegando a un acercamiento realmente repulsivo del que nada bueno se puede esperar. Lo que yo, por mi parte, tengo claro es que combatiré hasta el final cualquier tendencia reformista que se preste a desarrollarse en mi organización, ya que el desarrollo de ciertas prácticas dentro del sindicato eliminarían el elemento libertario, esencia del proyecto de emancipación obrera.
Con su colaboración en el sistema de control obrero del estado español, la CGT, en su intento, primero, de acercarse y luego de copar el campo de CCOO y UGT, lo único que ha conseguido fue afianzar aun más ese sistema de control por parte del estado. Está claro que meterse en prácticas reformistas a lo único que llevaría es a la paulatina autodestrucción de la CNT como única fuerza sindical que, históricamente y en su práctica habitual del día a día, ha demostrado ser digna y consecuente con sus planteamientos. Es, por ello, iluso y ridículo intentar tomar posturas en común con organizaciones radicalmente opuestas con nuestro ideario emancipador.
A poco que se analice el contenido militante de CGT, y ello se ve claramente en la práctica de sus congresos y en la última reunión secreta denunciada incluso en La Campana, el peso de los elementos de IU, marxistas y comunistas, dentro de esa organización, es decisivo. Gente que, no hace tanto, rindió homenaje a Enrique Lister en su muerte, Lister, el fatídico personaje encargado por el P.C. de destruir, por orden de Stalin, las colectividades libertarias de Aragón en 1937.
Creo que lo que yo quería decir ha quedado suficientemente claro, esperando que reflexiones lo aquí expuesto y pensando en la actuación inteligente de la militancia confederal, frente a los intentos de destruir nuestra Confederación y nuestra Internacional.
¡ Viva la CNT ! En rumbo constante hacia la emancipación de la clase trabajadora.
J. Casado