Siempre hemos vivido en la miseria, y nos acomodaremos a ella por algún tiempo. Pero no olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza. Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos ciudades…¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.

B. DURRUTI

sábado, marzo 13, 2010

REFLEXIONES SOBRE LA DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER


REFLEXIONES SOBRE LA DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER
En la última década en España más de 600 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, esto viene poner de manifiesto una de las caras más siniestras de este oscuro mundo, de una realidad sangrante que no podemos ignorar.
Tristemente hay que reconocer que aunque la mujer ha avanzado algo en los últimos tiempos, aún siguen siendo socialmente marginadas en casi todas partes del mundo.
Hay costumbres machistas, tan degradantes contra la mujer, que ni con la excusa de que son costumbres ancestrales, ni de antiguas tradiciones, podemos reconocerles el carácter de cultural, ni tienen ningún sentido que se mantengan en la actualidad, por muy antiguas que estas sean; porque más antigua es la esclavitud y a nadie en su sano juicio y con un mínimo sentido de la justicia y de la dignidad se le ocurriría justificarla o reivindicarla como una tradición cultural.
Es una tragedia sin nombre, la suerte que padecen millones de niñas chinas, víctimas de la nefasta e inhumana política de control de la natalidad del gobierno chino, y de antiguas tradiciones machistas, por las cuales muchas son abandonadas por sus
progenitores, o peor aun, son, asesinadas en sus primeros instantes de vida, cuyos cuerpos son arrojados insensiblemente a la basura, como si fueran inútiles objetos desechables.
Es increíble que en una sociedad que se llama así misma civilizada, en algunos lugares del mundo sigan existiendo unas prácticas tan aberrantes como la mutilación genital, que aún en la actualidad sufren millones de niñas en el mundo, mutilación forzada, que les impedirán de por vida, disfrutar de su sexualidad y de sus propios
cuerpos, negándoles el derecho al placer sexual.
Es intolerable que en algunos países siga existiendo prácticas tan abominables como la lapidación por la que aún, hoy día, son asesinadas púbicamente muchas mujeres cuando son repudiadas por sus esposos.
Aunque la discriminación sigue existiendo habitualmente en todas partes, hay países del Tercer Mundo, culturalmente anclados en la Edad Media, en los que las mujeres son prácticamente esclavas, sin los más mínimos derechos; sometidas a todo tipo de abusos y vejaciones, obligadas en muchos casos a llevar, el tristemente el famoso burka, donde se les niega el derecho al trabajo, a la cultura, y al más mínimo derecho social, donde el sometimiento al varón es absoluto.
Ante tan abominables prácticas la comunidad internacional suele por lo general, mirar para otro lado, prevaleciendo siempre los mezquinos intereses económicos por encima de cualquier otra consideración. Los derechos humanos, y sobre todo, de los
derechos de la mujer y la defensa de la infancia suelen quedar olvidados.
Se invaden países, se inician guerras con cualquier excusa, como la búsqueda de inexistentes armas de destrucción masiva, o la captura de cualquier terrorista, pero cuando se trata de la defensa de los derechos humanos la comunidad internacional y sus gobernantes, hacen la vista gorda, porque por encima de todo, prevalecen los intereses políticos y comerciales.
De todas las degradantes ignominias que arrastra la humanidad, la explotación sexual y la prostitución son unas de las lacras que más nos rebajan como seres humanos, que más nos hunden en el lodo la deshumanización y de la impiedad.
Desde una perspectiva histórica la mujer siempre ha sido, el objeto histórico de los malos tratos, y de la discriminación sexual y social.
Por muy duro y triste que nos parezca, la realidad histórica pone constantemente de manifiesto que las mujeres en casi todas las sociedades y en todos los lugares del mundo, han sido siempre las víctimas de una sociedad patriarcal y autoritaria que las ha utilizado, las ha explotado, las ha humillado y tratado como objetos sexuales o reproductivos.
Miles de mujeres desaparecen cada año, secuestradas por mafias sin escrúpulos, y obligadas a ejercer la prostitución, convertidas en un producto de consumo, en una mercancía más, que se compra y se vende.
El tráfico y la explotación sexual de mujeres, sobre todo der y adolescentes, y de niñas que proceden por lo general de la pobreza y del subdesarrollo, es uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado, Esta barbarie es una actividad que se ha convertido en un negocio tan lucrativo como tráfico de armas o la venta de drogas.
También son muchas las mujeres que acuciadas por las precarias condiciones conómicas y sociales, se ven abocadas a ejercer la prostitución, pero no por eso dejan de ser víctimas de esta cruel sociedad que padecemos, una sociedad tan insensible e inmoral, que abandona a su suerte a muchos de sus iembros,despojándolos de los medios económicos necesarios para subsistir.
Resulta indignante ver como, mientras muchos no tienen nada que comer, o carecen de una vivienda mínimamente habitable, o un trabajo que les permita vivir con dignidad, otros se permiten todo tipo lujos y frivolidades.
Mujeres suprimidas de la vida, convertidas en objetos sexuales para satisfacer los desviados instintos de algunos depravados, que convierten el acto más hermoso y placentero del ser humano, en algo sucio y degradante.
Es lamentable ver como algunos de nuestros congéneres son capaces de los actos más crueles e inhumanos, capaces de maltratar a mujeres indefensas y comercializar con ellas, como si fueran ganado u objetos que se pueden usar y vender para enriquecerse.
Para cualquier persona con un mínimo de conciencia y de decencia, esto debería de ser, algo absolutamente inaceptable, que atenta tanto contra la razón, como contra cualquier sentimiento mínimamente humano.
Tristemente hay que reconocer que la discriminación sexual y al abuso de la mujer, no solo se limita al ámbito de la prostitución, también en el mundo del trabajo son muchas las mujeres que diariamente sufren acoso sexual por parte de sus compañeros, por parte personas “normales”, que aparentemente serían incapaces de conductas tan innobles.
De todas las agresiones de que son víctimas las mujeres, la violencia de genero es la más despiadada, la más cruel. Millones de mujeres son diariamente víctimas de malos tratos, que casi siempre suelen sufrir en silencio, y en algunos casos suelen acabar con el asesinato de éstas.
La mayoría de estas agresiones físicas son realizadas por parte de sus parejas y en algunos casos también de o otros familiares, padres o hermanos. La causa principal de esta conducta desviada, es una educación machista que convierte a las mujeres en chivos expiatorios de las frustraciones cotidianas del varón, de las deficiencias sicológicas y de la incapacidad de éste, para analizar sus propios problemas y darles una respuesta racional y humana.
También son muchas las que sufren abusos sexuales y violaciones. La violencia de género es uno de los peores males que padece de esta sociedad, que provoca graves lesiones físicas y emocionales, y en muchas ocasiones, la muerte.
En el extremo más tenebroso de las conductas desviadas y de la violencia de género, está la violación, que sin duda podemos considerarla, la mayor de las infamias, el peor de los ultrajes contra el sexo femenino, que degrada y envilece al hombre hasta los extremos de la deshumanización. Acto por el cual, el hombre reniega de su humanidad, para convertirse en una bestia salvaje.
Todos deberíamos rebelarnos radicalmente,alzarnos con la máxima beligerancia contra esa aberración sin nombre, que envilece al hombre y destruye la esperanza y la dignidad.
La mujer debe tener la información necesaria para el libre desarrollo de su sexualidad, sin tabúes ni prejuicios coercitivos que limiten su libertad sexual, siempre desde la plena igualdad con el hombre. Debe tener absceso libre y gratuito a todos los medios anticonceptivos, a fin, de evitar embarazos no deseados. La maternidad debe de ser siempre libre y deseada, nunca debería estar limitada o condicionada por necesidades económicas del sistema capitalista, ni por decretos o indicaciones del Estado,en la maternidad solo debe decidir la voluntad y los deseos su principal protagonista, la mujer; tampoco tiene que estar necesariamente vinculada al matrimonio o a la pareja, ni sujeta por prejuicios morales o sociales. Solo la mujer debe tener derecho a decidir libremente sobre su maternidad.
La maternidad debe ser libremente adoptada, nunca puede ser impuesta por instituciones o personas ajenas a la voluntad de la mujer, que como dueña de su propio cuerpo y de su destino,es la única que puede decidir sobre si misma.
El aborto no es una cuestión banal, siempre será un trauma, una dura decisión para una mujer, que debe ser: meditada y autónoma, exenta de coacciones físicas o sicológicas. La sociedad debería de poner a disposición de la mujer, todas las condiciones necesarias para que si llega el caso, éste se realice con las máximas garantías higiénicas y sanitarias, teniendo como objetivo prioritario la
preservación de la salud y la vida de la mujer, evitando en lo posible todo tipo de lesiones físicas o sicológicas.
La iglesia siempre ha tratado a la mujer como un ser inferior, sometida al hombre. De todos es conocido la condena bíblica, que dice: parirás con dolor y el hombre te dominará, palabras pronunciadas directamente por Dios, según la Santas Escrituras. La
iglesia ha sido los primera en lanzar la primera piedra, en criminalizar y crucificar socialmente a todas las mujeres, que han pasado por tan duro trance, culpabilizando a quienes en realidad sólo son víctimas de esta hipócrita sociedad.
La mujer debe ser libre para decidir sobre si misma, no tiene porqué someterse a imposiciones ajenas a su voluntad, ya sean humanas o divinas.
Aún en la actualidad, se dan en muchos lugares del mundo, los matrimonios concertados, por progenitores y familiares; esta costumbre tan execrable, que vincula forzosamente a la mujer a un hombre, por medio de una transacción económica.
Aún hoy día es frecuente que las mujer sea marginada también en el ámbito del hogar, por el hecho de serlo, convirtiéndose a veces, la condición de esposas, y la de madres en barreras infranqueables que impiden su incorporación al mundo de trabajo y su emancipación económica. Dada la dependencia económica respecto al marido, se crean las condiciones para su sumisión, llegando en los casos más extremos a convertirlas verdaderas en esclavas de éste.
En ocasiones las mujeres sufren doble explotación, por un lado, la de trabajadoras asalariadas, y por otro, cuando al volver a casa tienen que realizar todas las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, ya que sus parejas se desentienden de éstas.
Las relaciones de pareja deberían de estar basadas siempre en el amor, en la atracción mutua, y en las afinidades e intereses comunes, y estar exentas de todo tipo de coacciones e imposiciones.
La pareja es la unión voluntaria de dos personas, y bajo ningún concepto se puede permitir que una persona esté obligada a estar,o ha convivir con otra, contra su voluntad.
La familia como núcleo social más elemental, es donde básicamente nos formamos como personas, es en éste entorno donde se adquieren la mayor parte de las costumbres, donde se asimilan la mayoría de los roles sexuales y sociales, los patrones de conductas que regirán nuestras vidas. Es en éste entorno, a través de la educación que se da a los hijos, donde se reproduce y se perpetúa los valores sociales impuestos, donde se prepara al individuo para la aceptación del statu quo, que reproduce la subyugación de la mujer, porque tradicionalmente se nos ha educado bajo los valores de una cultura machista, que identifica al hombre con la idea de
audacia, poder y fuerza. Por el contrario se le asigna a la mujer un papel de ser superficial, débil, carente de interés por las cuestiones políticas o sociales, que lleva en muchos casos a una actitud pasiva, consecuencia de la asimilación del papel a la que ha sido relegada.
Es precisamente en el entorno familiar donde se debe producir el cambio, educando a los hijos con plena igualdad, sin hacer distinción de sexo, donde se adquieran los valores sociales de igualdad, justicia y respeto mutuo.
Que asumamos que las tareas domesticas deben ser compartidas, por igual por ambos sexos, que asumamos, que no existen funciones especificas asignada exclusivamente a la mujer, que todo sea compartido plenamente, en condiciones de plena igualdad.
Es imprescindible un ambiente sin coacciones ni autoritarismos, donde nos sintamos protegidos y se satisfagan la mayor parte de nuestras necesidades físicas y afectivas, creando las condiciones para un pleno desarrollo de la personalidad individual.
En el terreno laboral,por lo general las mujeres cobran menos que los hombres, y tiene más dificultad para ocupar cargos de responsabilidad. Los empleos precarios como el servicio domestico son ocupados casi en su totalidad por mujeres, remuneradas con salarios de miseria, por lo general sin seguridad social ni derechos
laborales de ninguna clase.
Todos los trabajadores debemos de tener derecho a un salario justo y aun trabajo decente, independientemente de su sexo. Aunque hay que reconocer que el trabajo asalariado nunca podrá considerarse totalmente justo, ni decente, porque siempre implicará cierto grado de esclavitud, porque para que una sociedad pueda considerarse totalmente justa, una de las condiciones necesarias tendría que ser: la abolición del trabajo asalariado.
Sobre todo lo que nunca debemos tolerar es que ninguna mujer sea discriminada laboralmente, por su condición sexual, ni como consecuencia de su maternidad, ni que traje en condiciones poco salubres, que puedan poner en peligro su salud, o en caso de embarazo, la de su futuro hijo.
La incorporación de la mujer al mundo laboral y social avanza de forma imparable, lo que hace que aumente su independencia y su libertad; pero debemos denunciar que ocasiones se les asignan un un puesto determinado, usándolas más, como a un elemento
decorativo, que como otra cosa, despreciando así, su capacidad como trabajadoras y como personas.
A lo largo de la historia ha habido muchas mujeres que han dado ejemplo de una gran inteligencia, de una gran capacidad para realizar cualquier empresa, y de un sacrificio y altruismo extraordinarios, de una honestidad y dignidad que sólo han podido alcanzar muy pocos hombres, entre ellas, por citar algunas están:
Hypatia de Alejandría: La primera mujer científica de la historia, gran matemática y filósofa, ella es el símbolo del conocimiento científico y de la sabiduría y que le toco vivir en un mundo dominado por el fanatismo, el machismo y la ignorancia, que no fue capaz de comprender su valía.
Finalmente fue cruelmente asesinada por el fanatismo religioso y los prejuicios de su época.
Madame Curie: eminente investigadora reconocida y homenajeada por todos los científicos y sabios del mundo.
Federica Montseny: fue una mujer de ideas anarquistas, destacando sobre todo, por sus dotes como escritora y como oradora; de gran carisma y protagonismo social. En una sociedad de hombres, destacó como nadie, y tiene una biografía personal, de las más impresionantes de la historia de España.
Ana Frank, joven judía de Alemania, que fue victima de la persecución nazi, ella escribió un diario que conmovió al mundo, sobre el tiempo que estuvo escondida en su casa de Ámsterdam.
Ana Frank fue finalmente asesinada para vergüenza de toda la humanidad, junto con miles de personas, la mayoría, judíos, entre ellos mujeres y niños. El nazismo escribió la página más triste y más negra de la historia de la humanidad.
En la actualidad también existen grandes mujeres como, Edurne Pasaban: una mujer para la que no existe la palabra imposible, no hay meta se le resista, ni cumbre que no pueda alcanzar.
Ya ha escaldo trece montañas de más de ocho mil metros y va a por la catorce, demostrando con ello, una resistencia física y mental de la que son capaces muy pocos seres humanos, realizando una hazaña que la gran mayoría de los hombres no seriamos capaces ni de imaginar, poniendo en evidencia todos los falsos mitos de la
supuesta superioridad masculina.
Mujeres de gran valía capaces de realizar las obras más difíciles, de las hazañas más increíbles, de las heroicidades más admirables; pero no obstante, para heroicidad, la que realizan cada día, millones de mujeres anónimas, que con su trabajo contribuyen a que el mundo siga adelante, que con gran sacrificio se afanan cada día para mantener a sus hijos y sus familias, que en muchos casos concilian duras jornadas laborales con el trabajo del hogar y el cuidado de sus familias; esas heroínas son, nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras amigas, y nuestras compañeras, las que merecen como nadie, nuestro cariño y nuestro respeto.
Debemos acabar de una vez por todas, con las viejas costumbres sexistas y machistas, romper las viejas cadenas que nos atan a un pasado deplorable.
Debemos oponernos a la ignominia machista y todas las injusticias y discriminaciones, porque no sólo dañan a quienes las padecen directamente, sino que nos perjudican y nos degradan a todos como seres humanos.
No podemos admitir otra cosa que no sea la plena igualdad de derechos entre hombres y mujeres, porque esto es un paso ineludible, si queremos alcanzar algún día, ese horizonte luminoso en el que todos seamos iguales, libres y felices.
Aunque venimos de un pasado ignominioso del cual es imposible cambiar nada, si podemos, y debemos intentar cambiar el futuro, debemos intentar construir una sociedad basada en la igualdad, en la justicia y en la libertad, a salvo de toda discriminación y de todas calamidades que ha padecido históricamente la humanidad, como consecuencia de unas actitudes y de unas conductas erróneas.
Hay que empezar por cambiar las cosas, sólo la firme oposición contra las aberrantes injusticias, y la reivindicación permanente de los derechos humanos y la justicia social nos dignifican.
Los hombres, sí verdaderamente, nos consideramos como tales, y no bestias, estamos moralmente obligados a dar la cara por las mujeres, a oponernos radicalmente contra todas las actitudes machistas que observemos en nuestro entorno, ya sea en la calle,
en el trabajo, o en la familia, o en cualquier otro lugar. Debemos censurar toda actitud machista, no podemos callar, porque el silencio nos hace cómplices.
Todos, hombres y mujeres, tenemos el derecho y el deber, de ser libres, de tomar las riendas de nuestro propio destino, de decidir por nosotros mismos, sobre todo lo que nos concierne.
Aunque vivimos en una sociedad que en mucho de sus aspectos es hostil a la solidaridad y a la dignidad humana, no obstante, estoy convencido de que algún día la solidaridad y la justicia, serán las estrellas que iluminen el futuro de la humanidad.
Debemos de continuar la lucha por la justicia, recoger la antorcha de los miles de hombres y mujeres que a lo largo de la historia han dedicado sus vidas a la lucha por la libertad, aunque corramos el riesgo de sufrir como ellos, la incomprensión, el odio y la represión.




Benito Vázquez Fernández



Chiclana 8 de marzo de 2010