Siempre hemos vivido en la miseria, y nos acomodaremos a ella por algún tiempo. Pero no olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza. Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos ciudades…¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Las ruinas no nos dan miedo. Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.

B. DURRUTI

martes, marzo 22, 2011

LA GUERRA


Hemos visto que todos los Estados, a partir del momento en que la gran industria se desarrolla en la nación, se ven impulsados hacia la guerra. Hacia ella los impulsan sus industriales e incluso los trabajadores, para conquistar nuevos mercados –nuevas fuentes de enriquecimiento fácil.

¡Si sólo fuese eso! Pero en la actualidad hay en cada Estado una clase –una pandilla, más bien- infinitamente más poderosa todavía que los empresarios industriales, y que también empuja hacia la guerra: la alta finanza, los grandes banqueros, que intervienen en las relaciones internacionales y fomentan las guerras (...)

Allí donde los ingenuos creen descubrir profundas causas políticas o bien odios nacionales, sólo hay unos complots tramados por los filibusteros de la finanza. Todo lo explotan: rivalidades políticas y económicas, enemistades nacionales, tradiciones diplomáticas y conflictos religiosos...

La Guerra (Piotr Alexievich Kropotkin)